En días cuarenta y uno Sigo sin ser sabio Sigo sin ser el diablo Con taras, tarado Sin vos, poético Es tú, estúpido Valiente dada la cantidad del miedo El gran perdedor solitario Solidario bebedor ¡Compañeros! Arrugado de reír tanto, de la expresión Ortográfico, gran bailador Siempre lúdico, siempre niño Supongo que loco, detrás del amor Sin conseguirlo ergo deprimido Con fe en el futuro, del credo romántico Padre de mis hijas, luego exitoso Amado por ellas, feliz por su razón Brilla como su sonrisa la luz del sol Me llena su alegría, me sigue faltando Azul El ying, el yang, acaso en equilibrio Las ganas literarias en pleno ímpetu Oveja negra, dolido y orgulloso por eso Me sigo llamando Matías, Poeta es mi apellido Las letras en la cabeza me marcan el ritmo No cumplo las expectativas ni eso pretendo Llevo la infancia en las venas en la edad de un adulto Ya no sé dónde queda, ni siquiera pregunto Son más de cuaren