No hay días normales en la vida de un poeta Se está siempre al borde la locura o grandeza De cada amanecer él es el periodista Junta soplos de aire para construir tormentas Camina entre la ente pero de otro planeta Defiende quienes quiere sin meditar consecuencias Su cuaderno es el yunque donde forja las ideas Apunta a la cúspide, la hoja perfecta Se mueve tan grácil, parece que vuela Es fuerte y frágil, de amplitud sentimental Está al tanto de su entrono aun sin ver las noticias Ve la luna como un lobo y aúlla bombachitas Baila en las aceras sin necesidad de música Es de la Argentina en plena Latinoamérica Los derechos no los registra pues la poesía es gratuita Le cuesta cada silaba sin embargo las regala Sus lapiceras son varitas repletas de magia Prefiere cortesanas a princesas porque se las banca Entiende la felicidad como una cuestión gástrica Vive en el horno, caliente, salta Ante nada retrocede, el miedo lo incita Todos los días en