Querida Celia, amada mía estoy sentado en una piedra, al lado del Arroyo, en las serranías. tengo el cuaderno en el muslo, el murmullo del agua que pasea y adentro de la cabeza todas memorias portuguesas. de esa relación efímera entablada En una isla cual si fuese adolescencia. como en una poesía en la que el autor de Lira encontrarse una mina que le provoque la alegría de transitar por la vida en evolución continua. estoy añorando tu presencia, aun siendo yo quién mira para enseñarte como una yegua a esa ciudad máxima en la que hoy te encuentras, a una gran distancia y así mismo acá muy cerca, detrás de la barba, detrás de las tetillas puesto que siento en el alma una esperanza desmedida, he bailado tu zamba y eso ya no se me quita; Has probado de mis ganas, danzas la musiquita Qué es también el dar tarasca de la manera erótica. me promete La Paz todo futuro que te incluye. voy a conocer de voz más, Ojalá sea yo quien calme tus angustias. ya he pasado de explicar, pone