En el mismísimo instante en que le cedimos al cliente toda la razón cayeron inanes todos los movimientos de revolución.
Porque ahora mi dinero compra tu deseo.
El futuro no nos convirtió en seres alados ni mis medicamentos están customizados, pero ya están en el mercado los atenuadores de edad.
Han tasado la libertad, la ética y la dignidad y por cinco dólares más te dan una fracción de inocencia para condimentar.
La pólvora bajo el la cotización del valor y del coraje.
Si lo piensas menos miedo le tienes al ladrón que a un abogado embutido de sastre.
La admiración al rico no tiene punto de comparación con la nimiedad de la integridad.
Ya he visto niños morir de hambre y aun no freno a ayudar.
A nuestra alma le están sobrando números y se esta cansando de tanto pesar.
Estos es una protesta y no una amenaza, esos son los estertores de las próximas mañanas.
No vendo y doy en la medida de mi valor. No busco camino ni solución en mas gente que alrededor.
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