martes, 28 de mayo de 2013

el ultimo de los diaz


Me preguntaba un enfermo como pasaría el último día
Me le afloje la corbata y a horcajadas ensaye la teoría
Escuche de la imaginación el batir de alas
Apunte a la narración y luego hice fuego
Paso a contar a continuación mi jornada de jornalero
Me levantaría más temprano que el sol con compañera de amor
Tomaría un café subidón hecho a mano con agua hervida
Tipo seis y media seriamos dos levantando anclas a la rutina
Dejaría pegado un volante de poesía, en el bus, con tela adhesiva
Daría pasos entre mis versos hacia el bloque de oficinas
Llegaría a un hospital como vivo entre los muertos
En un instante tensaría el respaldar de mi trono silla
Teclearía el poema de seis semanas atrás corrigiendo arritmias
Munido de impresos iría a llevar a cada servicio uno de estos
Charlaría de filosofía con el ingeniero Verra
Regaría con deseo a enfermeras y medicas
Subiría a ese techo a darme flor de fumatina
Declamaría experimentos ante las chicas de la social asistencia
Le llamaría por teléfono para endulzarme el todavía
Haría ansiedad el último trecho a la salida
Barrería un poquito
Dormiría la siesta
Iría al colegio a rescatarla de la docencia
Notaria el alivio al verme contenta
La traería a la choza a matear en la pirca
La dejaría babosa de cumplidos y lamidas
Ella sexo puto yo sexópata en la realidad
Cenaría un manjar con dama y señoritas
Al final el postre en llamas, la pasión le quemaría
Abandonaría entre sus nalgas la espada flácida

Pucho mediante dormiría soñando estos días

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