Se va repleto de amenazas de muerte un año de palitos. Me
hirió malamente; quede oyendo gritos en los pasillos de la mente. Oponiendo la
cordura a las costumbres de las gentes.
Destaco mi figura, sin quererlo, soy valiente pero hay armas
que apuntan hacia el pecho y la frente. Exigen preguntas que hacen corroerme;
las escribo y no me excusan de la angustia de no ver que solo sufren quienes
luchan. La idea es defender lo que solemos llamar cucha y le elegimos
presidente.
Esta Argentina, de la que usted es gerente, es la que vuelve
en cada caída, en cada semilla; prosigo en mis trece, será con sonrisas, serán
payasadas o acaso historias de un Che marca Guevara que se queda y guerrea, que
fuma marihuana al terminar la universidad. Tiene un mañana, ofrece la verdad:
“es aquel quien encara el que va a averiguar como ir dorando las canas”. Porque
envejecer pasará en el aire, en el cielo, en el mar, en la patria donde le van
a enterrar y será las raíces de un árbol frutal de menos cicatrices a los que heredarán.
Las palabras son sublimes e insignes, hasta llaman libertad
a mercados parisienses. Eso tiene que acabar. Laburamos para entes no tenemos que
tributar por carne de porcinos si nuestra mierda es su hábitat; ni beber mas
que estos vinos (antes que irlos a exportar).
La conciencia es exigirnos el ponernos a pensar que al lugar
donde vivimos lo podemos mejorar.