La tarde tranquila le dio agallas
Saco se las prendas, misterios, las tapas
Mostro le los tajos mas cada puntada
Lloro le al hombro llamándola amiga
A puro coraje exhibió debilidad
Mostro carne suave cortada, cosida
Le dijo porqués, catástrofes, causas
Quiero que me
apuntales querida
Suplico me abraces
alma mía
Distráeme con frases
inteligentísimas
Discúlpeme la
sangre bella señorita
El pecho transparente es una morbosidad
Necesito sencillamente me conozcas
Humildemente confieso las fallas
Yo sé que son muchas, a veces, espantan
Mas la comprensión cuando es tuya, abriga, calma
Calienta hasta la temperatura de la paz
En esta locura, la expansión y el ancla
Hoy soy quien abusa nuestra confianza con lagrimas
La historia me acusa de ser mi mochila
Además de los tropiezos, la casualidad, el azar
Aun sin ser un viejo me arde evocar
Otorgas, pues, alivio a los golpes de memoria
Equivalizas mis sacrificios mediante las orejas
Sos el destino de las palabras del poeta
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