El planteo del proyecto fue el el de una analogía entre el complejísimo funcionamiento del colectivo y el de un cerebro común y corriente como tenemos cada uno de nosotros (artistas y público). Bajo esta premisa cada acto de la varieté fue descripto como una hipotética zona neurológica encargada de la función que se adecuase al contenido del mismo. Siempre en el espíritu de manifestar la complejidad del misterioso aparato neuronal se compuso un triunvirato de presentadores a modo de pseudomodelo freudiano de la psiquis donde la conciencia, el ego, yo se dirigió al público bajo el constante asedio de la imprevisible, azarosa campanita en el papel de ello y María José que represento el papel del conocimiento enciclopédico, la lógica científica, el superyó y por ende tuvo un rol menor ya que es el cerebro de esta compañía el que estábamos ofertando. Hasta ahí complejo luego decidimos complicarlo con ciertas “patologías” o bien, momentos, durante la marcha sináptica.